lunes, 7 de enero de 2013

Vidas Cruzadas

Podría ser que, a lo largo de toda nuestra vida y, haciendo una media, nos cruzaremos y compartiremos ciertos momentos de nuestra vida con mas de 1000 personas. Es un suponer, pero imaginaros que la cuenta fuera asi: Conocemos 1000 personas, y dentro de todo ese conjunto, encontraríamos familiares, amigos de nuestros amigos, conocidos de un momento determinado, compañeros de trabajo, vecinos, novias. Un conjunto amplio en el que la red, nuestra propia "red social" real, se extiende de manera inabarcable, y al final es cierta la frase de que no hay tiempo en una vida para conocer a una persona del todo... Personalmente, me encanta conocer gente, me siento muy predispuesto siempre a abrirme con la gente, conectarla en seguida a mi mundo, y hacerle formar parte de él en poco tiempo. Quizá ello me ha traido buenas y malas experiencias por que quizá ser demasiado extrovertido, a veces conlleva exponerse demasiado al mundo real. Pero son mas las buenas que las malas experiencias, y quizá por eso, no he cambiado mi parecer. Soy fan de la sociabilidad. Al principio quizá me muestro un poco reticente, y puedo parecer un poco introvertido, pero, nada mas lejos de la realidad, a fin de cuentas, es mi sexto sentido el que en ese momento trabaja a toda máquina para realizar, ¿como lo diría?, un escáner previo que me ayude a descifrar hasta dónde puedo abrirme con tal persona en ese determinado momento. Pero, ¿quién se queda, y quién se va de nuestras vidas? ¿Quién permanece junto a nosotros a lo largo de toda una vida, y quién son aquellas con las que sólo cruzaremos unos pocos momentos sencillos y únicos en nuestra vida y después seguirán su camino? ¿Quién permanece, quién se va, y por qué? ¿Está en nuestra mano ser señores de nuestro destino social y, por ello podemos controlar quién queremos que permanezca cerca de nosotros por que nos encanta compartir experiencias a lo largo de una vida entera? Pero, ¿que sucede cuando eso no es así, y la vida no nos ha preparado para afrontar justamente lo contrario? Me refiero al sencillo hecho de cruzarte una vez en la vida con alguien a la que muy probablemente, sin saber por qué, o sabiendo del todo las razones, sabes perfectamente que en el momento que os digáis adiós esa será, la ultima vez que volverás a ver sus ojos, y que volverás a escuchar palabras de sus labios... ¿Sirve para algo conocer a alguien que te hubiera gustado compartir un camino mas largo de tu vida y solo recorrer 100 metros?